Probamos Beefeater y Ballantines light, dos clásicos con la mitad de alcohol: ¿merecen la pena?

La pandemia ha provocado que el grupo Pernod Ricard, propietario de ambas marcas, busque alternativas que se adapten a los nuevos hábitos de consumo de un público que ahora prefiere en sus momentos de ocio opciones de menor graduación

Quien más y quien menos ha cambiado su estilo de vida en el último año. Entrenar en casa, comprar online, hacer videollamadas con mayor frecuencia… Muchos también han cambiado sus hábitos de consumo en su tiempo de ocio, principalmente por el cierre de los bares. Y eso nos ha llevado a eso que ahora llaman tardeo… pero sin extralimitaciones, claro. Al desmadre contenido o a la sobremesa como prime time de la juerga.

En esta era del toque de queda, la gente busca reducir las calorías y el consumo de alcohol, quizá porque más de uno aún arrastra los excesos del confinamiento. Cervezas sin alcohol, refrescos con el “zero” escrito en grande en el envase… Fue sólo el principio. Y ahora son las grandes marcas de licores y destilados las que buscan aplicarse el cuento con opciones bajas en alcohol.

Por esta razón, el grupo Pernod Ricard, uno de los más importantes del mundo en la distribución de bebidas espirituosas (Beefeater, Ballantines, Absolut, Seagram’s, Rubavieja) ha lanzado en España, en plena pandemia, dos productos para adaptarse a las nuevas demandas del público: la ginebra Beefeater y el whisky Ballantines, con la mitad de alcohol.

El objetivo con este lanzamiento de bebidas low alcohol es que los combinados no solo se consuman en los bares, sino también en casa y de una forma más moderada, convirtiéndolos así en una alternativa al vino y la cerveza.

Los datos respaldan esta idea, ya que los consumidores eligen tomar una “copa tranquila” en un 27% de las ocasiones, frente al 18% de 2016. “Aumenta también la copa social en un contexto relajado, robando el espacio que deja la copa en momentos de alta energía, normalmente consumida de noche”, que cae 18 puntos según el Estudio PRIME interno a Julio 2020, CDM.

HACIA UN CONSUMO MÁS DIURNO

La apuesta, reconozcámoslo, es arriesgada. Beber sin beber. De ahí que Christian Seel, director de marketing de Pernod Ricard España , no dudara en apuntar durante la presentación de estos productos: “Sólo dos marcas como Beefeater y Ballantine’s podían liderar la creación de esta nueva categoría, donde el primer gran reto supone mantener el espíritu de las marcas, tanto en términos de sabor como en la propia personalidad de las mismas”.

Según explicaba también la marca en el momento del lanzamiento, España ha sido el lugar elegido para comenzar este experimento porque es donde han notado una mayor demanda de bebidas de menor graduación.

Por eso desde BAZAR le hemos dado una oportunidad a estos nuevos lanzamientos y hemos probado los nuevos productos de la multinacional francesa : Ballantines Light y Beefeater Light. La pregunta es: ¿Merecerá la pena ponerle el “light” a la esencia de nuestros espirituosos?

BEEFEATER LIGHT

Entre sorbo y sorbo continuado con este destilado light, lo primero en lo que podemos pensar es en cuántos combinados harán falta para acabar con ese pelotazo característico cuando descuidamos el consumo de gintonics. No importa cuánto abusemos corrigiendo la recarga al alza. La rebaja a la mitad de alcohol se nota.

Y eso, por raro que pueda parecer, es un punto a su favor, porque da lo que promete. Sobre todo, en estos tiempos pandémicos en los que se buscan ingestas moderadas.

Dice Desmond Payne, el master distiller de Beefeater, que “Beefeater Light es una bebida totalmente natural inspirada en la ginebra, que contiene la cantidad exacta de alcohol necesaria para mantener el sabor inconfundible de la famosa receta London Dry. Con los mismos nueve botánicos utilizados para Beefeater London Dry”.

Puedes comprarla aquí por 13,55 euros

Sensaciones encontradas

Nada que discutir a esta afirmación, salvo en lo del sabor inconfundible. No sabemos si contiene alcohol suficiente para ello, pero se aprecia que algo no cuadra del todo.

Advierto que quien escribe estas líneas no es, ni mucho menos, experto en el universo gin. Quizá lo suficiente como para saber que esa frivolité de verter la tónica por el tobogán de una cuchara espiral no es la única solución para un combinado perfecto con burbuja sin romper. Pero, sobre todo, lo necesario para identificar la esencia de las marcas de referencia que ya he probado.

Hacemos la primera prueba. Beefeater light, tónica, hielo y una filigrana de limón. Sin más. Nada de gazpachos burbujeantes a base de cositas varias flotando en copa de balón.

Genuinamente especiada

Por supuesto, intuimos que los nueve botánicos que siempre han caracterizado a esta ginebra siguen ahí. A priori, y sin paladar de catador profesional, uno no echa en falta el enebro ni a lo que quiera saber el toquecito de la raíz de angélica.

Con mucha más claridad percibimos esas notas cítricas de naranjas dulces. E incluso esa entrada ligera y sedosa que siempre ha caracterizado a esta marca en el primer paladeo.

Y notamos la peculiaridad de una base más intensa en sabor, posiblemente creada para que, al mezclarse, mantenga el carácter e intensidad. Un sí pero no. Porque gustar, gusta. Y con la mitad de calorías, claro.

Pero ese primer sorbo viene a ser como ese momento en que sentenciamos al camarero o anfitrión cuando es poco generoso con las cantidades: “Este tacaño le tenía que haber echado un poco más de ginebra“.

Aunque no hay por qué ser puristas en esto. Para quienes busquen aderezar el aperitivo o sobremesa en estos meses de prematura recogida, no hay duda de que puede ser una alternativa aceptable que mantiene buena parte de su sabor sin abusar de alcohol y calorías. Además de contar con un precio similar a la Beefeater original. Eso sí, obviamente teniendo en cuenta que ni su fuerza ni intensidad son las mismas a las que estamos acostumbrados.

Puedes comprar una botella de Beefeater Light aquí por 13,55 euros

BALLANTINES LIGHT

Full of taste, half of alcohol (todo el sabor, la mitad de alcohol)”. Este es el eslogan que se puede leer en la pegatina de la botella de Ballantines Light. Y aunque es verdad que el producto está muy conseguido y que las diferencias no son tan grandes con el Ballantines original, este mensaje no es del todo cierto.

Lo que sí que se aprecia a simple vista es que la imagen del producto es fiel a la marca. El envase sigue siendo la mítica botella cuadrada de Ballantines, aunque en esta ocasión con una etiqueta azul. Y es ahí donde vemos otro detalle que llama la atención: en ninguna parte se indica que sea whisky (en la etiqueta únicamente se define como bebida espirituosa) ya que para considerarse como tal es imprescindible embotellarlo al 40% de alcohol.

Puedes comprar aquí una botella de Ballantines Light por 13,45 euros.

Aroma y sabor

Para los que no somos expertos, al abrir la botella se nota inmediatamente un olor similar al de un whisky mezclado convencional, quizá con menor intensidad, pero muy parecido. A la hora de probarlo cambia la cosa. Como también se indica en la etiqueta, la fórmula es la misma que se usa para la versión estándar de Ballantines, pero rebajando la graduación. Aun así, se aprecia que el sabor es distinto y no porque sea malo, sino porque da la sensación de que estás bebiendo una copa de whisky a la que se le han derretido los hielos o con mucha agua.

Para resumirlo, un símil que con el que se puede entender bien la diferencia entre una de estas bebidas y un whisky mezclado al uso: ¿se parece el sabor de los refrescos de cola normales al de sus versiones light o sin azúcar? Muchísimo. ¿Es lo mismo? Para nada.

Eso sí, se presenta como una alternativa interesante para este verano, ya que no es tan pesado y fuerte como un whisky normal. Además, la baja graduación hace que también sea un producto más saludable y con mucho menos aporte calórico que las bebidas del 40% de alcohol. Otro detalle a tener en cuenta es que su precio es prácticamente el mismo que el de la botella de Ballantines Finnest.

Puedes comprarlo aquí por 13,45 euros.

Fuente: Marca.com