El whisky, además de ser el destilado más popular del mundo, se transformó en una fuente de combustible ecológico, ya que mediante los residuos de la fabricación de la bebida, la destilería escocesa Glenfiddich consiguió un biogás con que el alimenta a su flota de camiones.
Hace siglos que el whisky calienta las gargantas en Escocia. Ahora, los desechos procedentes de su producción se convierten en biogás para movilizar los camiones de reparto y reducir la contaminación.
En el pueblo de Dufftown, noreste de Escocia, los trabajadores de la destilería Glenfiddich echan los granos de cebada mojados -residuos conocidos como bagazo- en la parte trasera de un camión donde forman un montón humeante.
Este bagazo se mezclará con un líquido amarillento que parece cerveza, conocido como “pot ale”, otro residuo de la fabricación del whisky, antes de someterlo a un proceso de metanización para producir biogás con bajo contenido en carbono, utilizado como biocarburante.
“Ahora tenemos vehículos que pueden transportar nuestra mercancía y nuestros espirituosos en todo el país utilizando una fuente de energía renovable con muy bajo contenido en carbono”, explica a la AFP la directora de la planta, Kirsty Dagnan.
El gas producido, principalmente metano, se almacena en un reservorio del patio a la orilla de la calle, donde los tres camiones adaptados de la empresa pueden llenar el tanque, antes de asegurar el transporte del espirituoso en todas las etapas de su producción.
La idea de este biocarburante con bagazo y “pot ale” es de los investigadores de la Universidad Napier de Edimburgo, que lo pusieron a punto en 2010.
El descubrimiento fue elogiado entonces por la asociación de defensa del medio ambiente WWF, ya que el carburante podía fabricarse sin dañar los bosques ni la fauna, a diferencia de otros biocarburantes como el aceite de palma.
Los tres camiones adaptados que utilizan el nuevo biocarburante elimina la emisión de unas 250 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, aseguró Kirsty Dagnan a la AFP.
Según William Grant & Sons, la empresa matriz de la destilería, el biogás reduce masivamente las emisiones de gas de efecto invernadero en comparación con el diésel y otros combustibles fósiles.
Este procedimiento, ampliamente utilizado, se realiza por primera vez en una destilería para alimentar sus propios camiones.
Los tres camiones adaptados de la destilería Glenfiddich llevarán el whisky desde su planta de producción en Dufftown, hasta las plantas de embotellado y acondicionamiento en el oeste de Escocia.
La empresa prevé ampliar esta tecnología al conjunto de sus 20 camiones, y con el tiempo, al resto de su producción.
“Si se tiene en cuenta el coste de un camión, su funcionamiento y su mantenimiento durante su vida útil, así como el precio del carburante, el coste del biogás es muy parecido al del diésel“, estima Stuart Watts, director de las destilerías de la empresa. “Es un argumento convincente para empresas como la nuestra utilizar camiones de biogás en vez de diésel”.
En el lugar del suministro, un camionero introduce prudentemente una boquilla en el tanque de gas. Se tarda más o menos lo mismo en llenarlo que con diésel y la autonomía es similar, explica entusiasta.