Unos 2.000 vehículos están paralizados por la falta de ferris de la compañía P&O, el incremento de viajeros por la Semana Santa y los problemas técnicos de los nuevos controles aduaneros del Brexit
El Gobierno del Reino Unido ha vuelto a comprobar los inmensos problemas logísticos y humanos que provoca su falta de previsión en el delicado nudo de transporte que supone el puerto de Dover, principal vía de acceso al continente europeo. Cerca de 2.000 camiones permanecen paralizados desde la madrugada del viernes en una cola de más de 30 kilómetros, en la autopista M20.
Tres son los problemas que han provocado este nuevo colapso. La empresa naviera P&O, que controla prácticamente un tercio de los ferris que cruzan el canal de la Mancha, mantiene suspendidas gran parte de sus rutas. Operada por DP World, una multinacional de logística con base en Dubái, la empresa despidió a mediados de marzo a 800 de sus empleados, de la noche a la mañana, por videoconferencia. Pretendía reemplazarlos por personal externo con sueldos muy inferiores a los británicos, aprovechando la regulación laboral marítima.
El Gobierno de Johnson ha abierto una investigación penal que mantiene suspendidas gran parte de las rutas. Se añade a eso el incremento de pasajeros y vehículos por las vacaciones de Semana Santa. Y, finalmente, los problemas tecnológicos y de personal aún no resueltos de los nuevos controles aduaneros posteriores al Brexit. “Mantenemos nuestros planes de contingencia hasta el próximo lunes, 11 de abril, para ayudar a los camioneros durante un fin de semana en el que esperamos alta afluencia de tráfico”, anticipaba en un comunicado la Oficina de Impuestos y Aduanas del Reino Unido.
A la larga, eso se ha traducido en tener que someterse a un control aduanero manual como el que ha tenido que hacer Rymas Dambrauscas, un autónomo que trabaja desde España, pero al que los problemas le han pillado en el Reino Unido cuando se disponía a transportar un cargamento de metal hasta Bélgica.
En la localidad de Ashford, en el condado de Kent, ha logrado cumplimentar los papeles requeridos, pero era consciente del calvario que le iba a tocar cuando llegara a Dover. “Calculo que avanzar un kilómetro nos supone una hora, así que, en el peor de los casos, me va a tocar aguantar aquí al menos dos días. Y por supuesto, ni cuartos de baño, ni ayudas. De los camioneros no se ocupa nadie”, protesta Dambrauscas a EL PAÍS en una conversación telefónica. “Lo de P&O no se lo creen ni ellos. Esto es algo que ya se sabía desde hace días. El problema es el de siempre: los controles aduaneros que hay que pasar por el Brexit”, señala.
“Como sucedió en diciembre de 2020 [cuando los test obligatorios del coronavirus paralizaron el paso entre Dover y Calais], los transportistas deben permanecer atrapados dentro de los camiones, sin poder acceder a lugares de descanso adecuados o con unas mínimas condiciones higiénico-sanitarias”, ha denunciado en un comunicado la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (Fenadismer).
La federación acusa al Gobierno de Johnson de llevar a cabo una actuación negligente, que en los últimos días no ha hecho más que empeorar, “por lo que va a exigir la intervención inmediata de la Comisión Europea para que obligue al Reino Unido a adoptar medidas urgentes que ayuden a ‘liberar’ a los miles de transportistas europeos que se encuentran retenidos”, asegura el comunicado.
El puerto de Dover ha asegurado que, durante el fin de semana anterior, ya tuvo que gestionar el traslado al continente de más de 30.000 pasajeros, tres veces más que en los mismos días de 2021. El fin de la pandemia y la gradual recuperación de la actividad comercial que el Brexit hundió en un principio han pillado por sorpresa de nuevo a las autoridades británicas, que han sido incapaces de gestionar el nuevo caos que se avecinaba.