Todo hacía indicar que después de la fuerte recesión económica y la mejora de la situación sanitaria (las vacunas no han llegado a todo el mundo por igual ni mucho menos), los países desarrollados podrían disfrutar de una segunda mitad de 2021 relativamente normal. Aunque la situación es sin duda mucho mejor que hace un año, quizá la vuelta a la normalidad económica no sea tan ‘normal’ como se esperaba. La recuperación presente está viniendo acompañada de ciertas singularidades que pocos habían previsto. Cuellos de botella, atascos en los puertos, escasez de inputs, materias primas… Y lo peor puede estar por llegar.
La crisis del covid supuso un parón total de la economía. Una ‘hibernación’ de la que el mundo ha despertado casi de un día para otro. Sin embargo, el lado de la oferta (el que se encarga de producir bienes y servicios) y las cadenas de suministro aún están frías tras esos meses de parón. Cuando un músculo frío y en reposo pasa a la acción de forma repentina, el riesgo de sufrir una rotura es muy amplio. Algo así, junto a otros factores, es lo que está provocando un colapso logístico a nivel mundial que podría poner en peligro las navidades.
Retrasos en los envíos de mercancías, unos fletes marítimos disparados, escasez de contenedores, prácticas poco éticas para lograr un hueco en un buque de mercancías… y por si esto era poco, China (la fábrica del mundo) comienza racionar la energía, impidiendo que industrias clave produzcan a su máxima capacidad.
“Este año, más que nunca, convendrá ser previsores y avanzar las compras de Navidad, ya que la situación de colapso excepcional que está sufriendo la logística marítima internacional puede poner en riesgo el aprovisionamiento de todo tipo de productos, especialmente en periodos de máximo consumo como los que se producirán a finales de año”, advierte Oriol Montanyà, director del Departamento de Operaciones, Tecnología y Ciencia de la UPF Barcelona School of Management (UPF-BSM).
Aún no ha llegado la temporada alta (Black Friday y Navidad) y las cadenas de suministro se encuentran bajo gran presión. Los economistas de la firma Oxford Economics han creado un indicador sintético (utilizando varios parámetros y variables) para evaluar su estado y todo hace indicar que la presión está al alza: “Los atascos en el transporte son el mayor punto de estrés, pero la limitada capacidad, el excedente de producción, los bajos niveles de inventarios, unos costes de los insumos considerablemente más altos (más agudos para las materias primas) y los desafíos laborales hacen que sea cada vez más difícil para la oferta mantenerse al día con la demanda”, aseguran estos expertos.
“La demanda ha superado la oferta. Es decir, no hay suficientes barcos para atender a todas las peticiones de transporte, algo que está provocando interrupciones en varias cadenas de suministro, hasta el punto de encontrarnos con fábricas que se han visto obligadas a parar la actividad y a mandar a sus trabajadores a casa porque no tienen los componentes necesarios para mantener la producción. Tal y como lamentaba un directivo del sector industrial, ‘la cuestión no es que falten materiales, sino que no llegan a tiempo'”, añade Montanyà.
Carlos Moreno-Figueroa, portavoz de la Confederación Española de Comercio, se muestra de acuerdo en una charla con elEconomista y más que un problema de suministro, se trata de una cuestión de tiempos, que afecta sobre todo a ciertos componentes: “Hay algunos sectores más sensibles como es el caso de los juguetes, sabemos que va a haber retrasos, lo que no quiere decir que no vayan a llegar, pero quizá se retrasen un mes o mes y medio. Evidentemente con una demanda muy concentrada en determinados meses, si los comercios y los consumidores no adelantan las compras, muchos juguetes llegarán tarde”.
¿Por qué este colapso del transporte ahora?
Aunque los puntos de estrés son muchos, el transporte se lleva la palma. No resulta fácil incrementar la capacidad logística de un día para otro y menos cuando existen estrecheces en otros muchos mercados y sectores. Por ejemplo, si el transporte marítimo sufre porque no hay suficientes contenedores, lo normal es que las navieras incrementen los pedidos de estos contenedores, lo cual lleva un tiempo en condiciones normales. Pero es que hoy la demanda de los metales para hacer contenedores (acero y aluminio) está disparada, las fábricas no dan abasto y para colmo las fundiciones chinas están viendo limitada su capacidad por los recortes en el consumo de energía. Una tormenta perfecta que podría estallar a finales de este año.
“Todos los años hay que renovar contenedores, su vida útil es de unos cinco años, dado el fuerte impacto de la salinindad del mar y otros factores. El año pasado con el covid no se renovaron ni la mitad de los que se tenían haber renovado y, por tanto, el número de unidades disponibles en el mercado ha caído”, explica el portavoz de CEC.
Son multitud de factores los que han coincidido en el tiempo, generando una situación imprevisible. “En este sentido, hay tres problemas que se suman en una tormenta perfecta: el colapso de puertos (donde se retienen contenedores más de la cuenta), la descompensación de flujos (provocando que haya contenedores donde no se necesitan y viceversa) y la demanda disparada hasta un 8% (que supera una oferta menguante)”, destaca Montanyà.
Este experto explica por qué se está produciendo esta situación. El problema llega por varios puntos. Por un lado existen algunos desequilibrios en los flujos de transporte marítimo que están colapsando estas instalaciones marítimas. “Algunos puertos se han visto superados por la situación y se están convirtiendo en auténticos cuellos de botella, ya sea porque han sufrido brotes de coronavirus, como las grandes instalaciones de Ningbo-Zhoushan (China), o simplemente porque no tienen la capacidad suficiente, como el puerto de Los Ángeles (EEUU), donde los barcos deben esperar entre dos y tres semanas para poder descargar”.
Para intentar reducir los riesgos de cara a final de año, las empresas de logística han hecho grandes esfuerzos, mejorando procesos, apoyándose en la digitalización y usando analítica predictiva. Además, para intentar asegurar el Black Friday y la Navidad han adelantado buena parte de las operaciones (entre cinco y ocho semanas respecto a años anteriores) para estar preparados de cara a estas campañas. Esta previsión para asegurar el suministro está presionando hoy las diferentes cadenas de transporte, pero a su vez reduce el riesgo de desabastecimiento para noviembre y diciembre.
Francisco Aranda, presidente de UNO Logística, descarta la posibilidad de que se produzca un desabastecimiento en Navidades, pero reconoce que se pueden producir retrasos en la llegada de determinados productos. “Los fabricantes de contenedores no son capaces de cubrir la gran demanda de este momento, mientras que los protocolos sanitarios ralentizan el funcionamiento de los puertos asiáticos… de modo que la relación entre oferta y demanda está absolutamente descontrolada. Es cierto que las cadenas de suministro se están replanificando para afrontar estos cambios, pero también que la tensión es máxima, no sé qué más puede pasar, esto es una tormenta perfecta”.
Todo sube de precio
Este desacople puede tener sus implicaciones más visibles en el colapso señalado, los retrasos en los pedidos… pero además puede lastrar, de forma temporal, la vigorosidad de la recuperación económica. De poco vale tener mucha demanda si no hay oferta para satisfacerla. El resultado de esto es un aumento de precios que ya se está produciendo y que se puede agravar en los próximos meses.
“Antes, traer un contenedor desde China a España podía costar 1.500 euros, ahora el precio se ha multiplicado por siete y hasta por diez en algunos casos. Esto está encareciendo todos los productos que vienen de fuera y además está generando retrasos en la llegada de los pedidos”, apunta Moreno-Figueroa. Los fletes marítimos están disparados. Fuentes de una empresa textil catalana revelan a este diario que han perdido pedidos importantes de clientes porque la mercancía (entretelas para camisas) quedó atascada en China pese a tener un contenedor pagado y con contrato en un barco. “Es como una subasta, llegó una empresa de otro sector que pagaba más por el contenedor y nuestra carga se quedó en el puerto chino pese a que teníamos un contrato. Nuestros cargamento llegó semanas después”, asegura la fuente.
Desde el departamento de compras de una de las cadenas de supermercados más importantes de Madrid explican que antes o después tendrán que subir los precios porque a sus proveedores les están incrementando los costes por todos lados: el cartón, los plásticos, el transporte… Ante este contexto, Moreno-Figueroa cree que “lo que está claro y lo que estamos viendo es que se va a producir una subida de precios general. Los costes en origen se están incrementando por las subidas de las materias primas y esto ya está suponiendo un incremento de precios generalizado que va a continuar afectando a todos los productos… En el caso de electrodomésticos estamos aconsejando que se adelanten las compras, sobre todo, porque los precios van a subir y los mayores costes se van a seguir trasladándose, aunque no prevemos problemas de suministro en este sector en concreto”.
Todo hace indicar que la inflación seguirá al alza en los próximos meses. El IPC ya ha alcanzado el 4% en España en septiembre (3,4% en la zona euro) y eso que aún no se ha trasladado todo este incremento de los costes al precio de los bienes y servicios finales que pagan los consumidores. “Si no se hace nada para solucionarlo, se prevé que en los próximos meses la situación siga empeorando, ya que la demanda seguirá incrementando por el efecto de la Navidad y, en consecuencia, las cadenas de suministros seguirán tensionándose”, revela el experto de la UPF-BSM.
Aranda, presidente de USO, insiste que en se está haciendo todo lo posible por mejorar la situación. “Los operadores logísticos están haciendo frente a este terrible colapso, pero esto no es un problema de corto plazo, la capacidad de fabricar contenedores y palets no se incrementa de hoy para mañana. La solución es reducir esta ultra-dependencia que tenemos de Asia. Tenemos que relocalizar industrias en España y en Europa, además fabricar en Asia ya no es tan rentable, ahora es una oportunidad única para traer de vuelta la producción y que esté más cerca del consumidor final”.
Sin embargo, en el corto plazo el colapso logístico podría continuar, sobre todo a nivel marítimo, donde las estampas de barcos portacontenedores y buques se agolpan haciendo cola en la entrada de los puertos de EEUU y China. “Las empresas están trabajando mucho para buscar soluciones al colapso actual, como trasladar las cargas marítimas al transporte terrestre o aéreo, pero aún así es probable que en Navidad baje la disponibilidad de productos y suban los precios”, culmina Montanyà.