Tequila Patrón irrumpe en un vibrante segmento que inunda de sensaciones desconocidas a los paladares más diestros.
Un perfil suave, dulce y delicado ha incitado a realizar una de las máximas transformaciones que se hayan producido en las últimas décadas. Esto, en cuanto se refiere al elíxir mexicano producido a partir del agave tequilana Weber variedad azul.
Se trata del tequila cristalino que, pese a tener un parecido con el blanco, difiere en sus características de forma tan clara como intensa. La revolución llegó y, de inmediato, provocó un entusiasmo inusitado por esta bebida espirituosa, que puede abarcar una amplia gama de periodos de añejamiento. Esa magnífica versatilidad permite a los productores experimentar con diferentes perfiles de envejecimiento. Además, antes del embotellamiento, se somete a un proceso de filtrado de carbón activado.
El resultado es un líquido transparente, brillante y de carácter complejo, mismo que mantiene las notas frescas y herbales atribuidas a los blancos, pero, a la vez, adquiere el dulzor, sedosidad y las notas especiadas de los añejos. Eso ha cautivado a quienes descubrieron en éste, una nueva fascinación.
La propuesta, que irrumpió con fuerza y determinación en la última década, ha dado un giro interesante de renovación a la categoría. “Los cristalinos aportan suavidad y permiten que más consumidores accedan al tequila”, asegura, en entrevista, Daniel Aliaga Gargollo, vicepresidente y director general para América Latina y el Caribe de Bacardí.
CARICIA A LOS SENTIDOS
La compañía presentó lo que, a decir del entrevistado, es su innovación más grande en las últimas dos décadas. Se trata de Tequila Patrón Cristalino, elaborado de manera artesanal con moliendas de tahona y madurado de 12 a 15 meses en barricas de roble americano. El resultado es un líquido con un perfil interesante: aromas de caramelo y vainilla, obtenidos de manera natural, y algunas notas de madera, destinado al segmento ultra-premium.
“Lo que hace diferente a este cristalino son las piñas de agave utilizadas en su elaboración, las cuales no deben tener imperfecciones”, sostiene Aliaga. Después, se cocinan en hornos de mampostería y, a continuación, se combinan dos procesos de la molienda del tequila: el tradicional y el ancestral, para extraer lentamente los jugos, los cuales se fermentan en tinas de madera. El destilado se realiza en alambiques de cobre.
“Nuestra fábrica es una multiplicación de pequeñas destilerías artesanales. Es así como logramos que todo el tequila producido por nosotros tenga altísima calidad y que, también, sea artesanal”, resalta.
De esta manera, Tequila Patrón incursiona en un segmento que, se prevé, continuará ganando devoción al brindar sensaciones que los consumidores no han experimentado, y elevando su relación con la bebida espirituosa más emblemática del país.
“Éste es un proyecto que hemos venido trabajando a lo largo de mucho tiempo. Hace más de dos años, nuestro maestro tequilero comenzó a presentar las primeras versiones para incursionar en el tequila cristalino. Queríamos asegurarnos de que, cuan[1]do estuviéramos listos para lanzarlo, lo hiciéramos con el mejor producto”.
Solo, en las rocas, maridado con chocolates o como ingrediente principal de un exquisito coctel, la nueva etiqueta incursiona en una categoría que seduce, incluso, a los consumidores avezados.
Imagen: Midjourney AI