Ni el propio líder de comida rápida como McDonald’s, ha logrado esquivar el caos logístico que se está viviendo por estos días en Reino Unido. En los últimos días, la firma de los arcos dorados se ha unido a la larga lista de empresas que han tenido que realizar las entregas a tienda con una frecuencia reducida, priorizando los productos más rentables y fáciles de transportar, a medida que la escasez se afianza en el país anglosajón.
Detrás de que Inglaterra, Escocia y Gales se hayan quedado sin batidos y bebidas embotelladas en sus restaurantes están nada más y nada menos que las nuevas reglas de inmigración, que han dificultado la contratación de conductores de camiones para transportar mercancías.
Restaurantes como KFC también han tenido que cerrar sus puertas, informando de la falta de artículos en el menú. Fabricantes de dulces, como Haribo, también han alertado de problemas de almacenamiento. Incluso el gigante petrolero británico, BP, ha tenido que cerrar temporalmente algunas de sus instalaciones en Reino Unido porque no ha llegado suficiente gasolina y diésel sin plomo.
Sin embargo, las grandes compañías son sólo un reflejo de lo que está sucediendo con pequeños negocios como los pubs, que ante la falta de suministros se han visto obligados a cerrar, tras no recibir suficientes barriles de cervezas tan populares como Amstel, Fosters y Heineken.
A medida que las economías han ido emergiendo de los bloqueos pandémicos, todos los rincones del mundo se siguen enfrentando a cuellos de botella en la cadena de suministro. Sin embargo, casi en ninguna parte los problemas han llegado a ser tan agudos como en Reino Unido.
Con una recuperación pospandémica más que necesaria en el horizonte, las empresas de Reino Unido han estado tratando de encontrar soluciones creativas a la escasez de conductores. Así, si a comienzos de verano los ingleses solicitaban la ayuda del ejército y sus equipos para transportar mercancías, ahora la balanza se pone al otro lado de la ley, solicitando poner a trabajar a los presos para aliviar la presión.
Basado en una encuesta de miembros, la Asociación de Transporte por Carretera, un grupo comercial de conductores, estimó a principios de este mes que había una escasez de más de 100.000 conductores en el Reino Unido, una marcada mella en los 600.000 conductores empleados antes de la pandemia.